11/06/2013

ESTUDIAN CORALES DE AGUA FRÍA BAJO EL MAR PATAGÓNICO DE CHILE


Con apoyo de National Geographic, la investigadora Rhian Waller estuvo un mes en el fiordo Comau, en Chile, estudiando una de las especies únicas y milenarias del planeta. El fiordo Comau, en la Región de Los Lagos, es un lugar único en el mundo. En sus frías aguas, que llegan a los 8 °C, habita un tipo de coral poco estudiado y que se encuentra entre las especies más antiguas del planeta. Pueden vivir cientos o miles de años. Un fiordo es una angosta entrada de mar formada por la inundación de un valle excavado o parcialmente tallado por acción de glaciares. “Hay enormes plataformas de corales de agua fría en la Patagonia, muchas más que en cualquier otra parte del planeta. Esta área es verdaderamente única en el mundo”, dice Rhian Waller, doctora en Ciencias del Mar de la U. de Maine, en EE.UU. Waller, quien ha participado en más de 40 cruceros científicos internacionales, publicado más de 30 estudios científicos y dedicado casi una década a investigar los corales del mundo, acaba de pasar un mes estudiando los corales en la Patagonia chilena, en una expedición financiada por National Geographic y apoyada por la Fundación Huinay. La investigadora se ha centrado en la búsqueda del coral de piedra (desmophyllum dianthus), una especie que si bien no es exclusiva de Chile, sólo en los fiordos Comau y Reñihue es posible encontrarlos en abundancia y a nivel superficial. “Este coral es usualmente una especie de aguas profundas, a más de 1.000 metros de profundidad. Pero los fiordos chilenos son únicos, aquí puedes hallar esta especie a nivel superficial, a sólo 20 metros, por lo que puedo bucear para estudiarlos”, comenta la investigadora. IMG_3600-600x450 El coral de piedra es una especie solitaria, que no construye arrecifes y que -como el resto de los corales de agua fría- depende de la captura de plancton para alimentarse. Eso los diferencia de los corales tropicales, que tienen un alga fotosintética al interior de sus tejidos, “por lo que necesitan luz solar y condiciones cálidas para sobrevivir”. Sin esta alga los corales pueden vivir casi en cualquier lugar: en el océano profundo (bajo 6.000m), en regiones polares y en fiordos de aguas frías. Los corales forman hábitat al fondo del océano, creando hogares para muchos otros animales, donde pueden descansar, comer y reproducirse. Además, son parte importante del ciclo de vida de especies comerciales de peces y cangrejos. “Son una parte irreemplazable del ecosistema”. “Estos corales de agua fría ya viven al extremo y en condiciones más ácidas que los corales regulares, entonces cualquier cambio a través del calentamiento o acidificación podría llevarlos al extremo de lo que ellos son capaces de resistir”, indica la experta. Por eso, el fin de su expedición es observar la reproducción y desarrollo del coral -que está clasificado como “casi amenazado”- para saber cómo enfrentar su recuperación si sufre más daños por el cambio climático u otras razones antropogénicas (como la extracción para artesanías). De hecho, su próximo paso es saber cómo las larvas de corales de agua fría son afectadas por el cambio climático, lo que entregará información vital sobre el futuro de esta frágil especie.

Fuente | www.latercera.com