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4/24/2020

Se cierra el mayor agujero de ozono jamás detectado en el Ártico




El agujero de ozono del Ártico, inédito por su tamaño y duración, localizado este año por los científicos se ha cerrado. Según el equipo del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de la red europea Copernicus no volverá, a pesar de que está previsto que el vórtice polar vuelva a reforzarse en los próximos días.




Al parecer, esta situación sin precedentes no tiene nada que ver con la reducción de contaminación que ha provocado el confinamiento en gran parte del mundo por la pandemia del coronavirus sino que estaría ligada a la 'ola de calor' que ha vivido el Ártico esta semana, con temperaturas hasta 20ºC superiores a las normales para esta época del año.
Este agujero se ha formado como consecuencia de la destrucción de ozono que han provocado este año las gélidas temperaturas registradas en el vórtice polar. En concreto, son las corrientes de aire frío a gran altitud, que este año han sido extraordinariamente poderosas, las que han destruido las nubes de la estratosfera.


 El vórtice polar dividido y debilitado ha permitido el cierre delgujero de ozonoCopernicus ECMW


Los satélites de observación meteorológica en órbita polar Metop detectaron un agujero en la capa de ozono sobre el Ártico durante el pasado mes de marzo de 2020, con una dramática pérdida en la estratosfera del 30% de ozono en la vertical del Polo Norte.
Artículo científico:


CAMS tracks a record-breaking Arctic ozone hole

4/12/2020

Tiburones Ballenas: La Radioctividad de las Pruebas Nucleares desvela su Edad



 
TIBURÓN BALLENA
  Imagen: Abe Khao Lak - CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/

La presencia de carbono-14, procedente de las explosiones nucleares que se realizaron durante la Guerra Fría, en los anillos de crecimiento de los tiburones ballenas, ha permitido determinar su edad.
Al liberar este elemento con las explosiones, el aire y los océanos se saturaron y el carbono-14 se desplazó gradualmente a través de las redes alimentarias, lo que permitió que perdurara a lo largo de décadas. Ahora un equipo de la Universidad de Rutgers en EE UU está analizando sus concentraciones en los anillos de crecimiento de los tiburones ballena (Rhincodon typus), una especie en peligro de extinción.
Al igual que los arqueólogos y paleontólogos, que datan materiales orgánicos como huesos y artefactos antiguos de hasta 50.000 años de antigüedad con este elemento, el equipo ha querido comprobar la edad de estos peces, los más grandes del mundo, un dato que hasta ahora era difícil de determinar porque carecen de unas estructuras óseas específicas.
El trabajo, publicado en la revista Frontiers in Marine Science, permitió estimar por primera vez la edad en dos ejemplares varados –uno en Taiwán y otro en Pakistán–. Los resultados muestran que uno de los tiburones ballena tenía 50 años cuando murió y el otro 35 años.
La técnica empleada para comprobar la edad de estos animales podría ayudar a garantizar la supervivencia de esta especie amenazada, según los autores. “Las estimaciones precisas de la longevidad, crecimiento y mortalidad informarán mejor para realizar esfuerzos de gestión y conservación de los tiburones ballena”, precisa la autora principal Joyce Ong, de la universidad estadounidense.
Para los científicos, estos animales que resultan ser longevos con un crecimiento lento y una madurez tardía son altamente susceptibles de morir por impactos humanos, como los choques con embarcaciones. “Por lo tanto, este conocimiento puede ayudar a los gestores de la conservación a ajustar sus estrategias para ser más efectivos”, continúa Ong.

Hasta ahora, cuando un tiburón moría y quedaba varado era difícil estimar su edad ya que, como todos los escualos y rayas, carecen de unas estructuras óseas llamadas otolitos, usadas habitualmente para evaluar las edades de otros peces.
Sin embargo, estos animales tienen unas vértebras, que como los anillos de los árboles, aumentan de tamaño al crecer y envejecer. Algunos estudios sugieren que se forma un nuevo anillo anualmente; otros que se forma uno cada seis meses. El estudio con carbono-14 lo ha determinado con mayor precisión.
El objetivo del equipo internacional de científicos ahora es buscar otras vértebras de tiburones varados para comprobar su longevidad. Eso permitirá a los investigadores refinar los modelos de crecimiento y llegar a resultados más precisos sobre su mortalidad. Este método conducirá a estrategias de conservación más efectivas, concluyen los autores.

Artículo científico:
 Annual Bands in vertebrae Validated by Bombs Radiocarbon Assays Provide Estimates of Age and Growth of Whale Sharks

ESTADO DE CONSERVACION DEL TIBURÓN BALLENA
(Rhincodon typus)

.  En peligro (EN)


4/10/2020

Sorprendente sifonóforo gigante en las profundidades del océano

 Siphonophore    Smicht Ocean  Twitter (pic: @SchmidtOcean https://bit.ly/2JLKWmS )

La expedición Ningaloo Canyon , un equipo formado por investigadores internacionales de institutos como el Museo de Australia Occidental, el Instituto Schmidt Ocean y la Institución Scripps de Oceanografía, buscaba encontrar vida animal no catalogada frente a las costas de Australia en el Océano Índico. La sorpresa llegaba durante una de sus incursiones, tras encontrarse con una especie de filamento de decenas de metros de largo y con una forma concéntrica muy extraña. En realidad, no se trataba de ninguna especie nueva, sino de un sifonóforo, un animal creado por miles (miles de millones en este caso) organismos que hacen a su vez de órganos del «superser» que forman.
Concretamente, el equipo se encontraba explorando una parte poco estudiada del océano frente a la costa de Australia Occidental, utilizando ROV submarino -un robot- y sonar. La criatura fue hallada en el camino de regreso a tierra firme.
«Todos quedaron impresionados cuando apareció», afirman para ScienceAlert los biólogos Nerida Wilson y Lisa Kirkendale, del Western Australian Museum. «Hubo mucha emoción. La gente entró a la sala de control desde todo el barco. Se ven comúnmente sifonóforos, pero este era mucho más grande y de un aspecto inusual», continúan. Aunque se han hecho estimaciones, aún no se ha medido formalmente, si bien los investigadores piensan que «parece ser más largo que cualquier otro animal en el planeta». Se cree que el anillo exterior ocupa alrededor de 47 metros de largo.
Todo este ser está compuesto de indivisduos más pequeños llamados zooides. Tienen la capacidad de clonarse miles de veces y convertirse en los órganos que necesita el animal total: es decir, como las células de nuestro cuerpo cuando se especializan, los zooides se convierten en tentáculos punzantes para recoger la comida o incluso señuelos rojos para atraerla. Otros se crean para la reproducción y otros para que el «superanimal» se pueda desplazar.




https://youtu.be/81b5qKP2fxI
Una colonia tan masiva como la hallada por el equipo de la expedición submarina, tendría que haber miles de millones de estos órganos-individuos unidos trabajando juntos, con el objetivo de escudriñar las profundidades marinas y hallar comida, que comparten entre todos a través de un tallo al que todos estan conectados, una especie de rama vertical que también sirve como camino para las señales nerviosas. Una lección de la vida abriéndose paso en el océano.
Artículo científico:
What The Heck Is This Long, Hypnotic Stringy Thing  Floating in The Ocean?
https://www.sciencealert.com/researchers-filmed-the-longest-known-stringy-stingy-thingy-floating-in-the-ocean