Kiska era una orca que ha pasado gran parte de su vida en cautiverio. Nació en Islandia en 1977 y fue capturada en la naturaleza cuando tan solo tenía 3 años de edad junto con otras cuatro orcas. Desde ese momento ha estado viviendo en varios parques temáticos de todo el mundo, incluyendo SeaWorld en California y Marineland en Ontario, Canadá, lugar donde ha vivido hasta ahora
Marineland, comunicó el pasado viernes, a través de las redes sociales la muerte de Kiska, la orca que se encontraba en cautiverio en ese lugar desde hacía cuarenta años en unas condiciones que las organizaciones animalistas habían definido como de “tortura”.
Marineland escribió en su comunicado que los cuidadores de mamíferos marinos y los expertos del acuario “hicieron todo lo posible para apoyar la comodidad de Kiska, y llorarán su pérdida”.
Kiska fue capturada en 1979 en aguas de Islandia cuando tenía tres años de edad, y estuvo en sus primeros años en cautividad en un acuario de ese país, donde tuvo como compañero a Keiko, la orca protagonista de la famosa película ‘Liberad a Willy’.
Tras su estancia en Islandia, Kiska fue comprada y trasladada al Marineland de Canadá en 1982, donde dio a luz a cinco crías durante sus años allí, aunque todas fallecieron muy jóvenes.
Kiska llevaba viviendo sola desde el año 2011, algo muy desgarrador para este tipo de cetáceos, ya que son muy sociales, hasta el punto que en los últimos años fueron difundidos varios vídeos en los que esta orca aparecía dándose golpes en la cabeza contra el cristal de su pecera o nadando en círculos durante largo tiempo en un espacio muy reducido.
En 2015, el documental "Blackfish" puso en el ojo público la realidad de la vida de las orcas en cautiverio, incluyendo la historia de Kiska. El documental expuso el sufrimiento y las condiciones insalubres de las orcas en cautiverio, y generó un gran debate sobre la ética de mantener estos animales en parques temáticos.
En 2019, el gobierno canadiense prohibió la captura de ballenas y delfines en la naturaleza, así como la reproducción de estos animales en cautiverio, siendo Kiska la única excepción.
Mantener a las orcas en cautiverio es cruel e inhumano, necesitan el espacio y la libertad de los océanos para poder vivir sin el estrés que les producen estar encerradas.