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5/23/2011

BELUGAS Y DELFINES CENTINELAS DE LA CONTAMINACIÓN

                                           Photo taken by Ansgar Walk- Wikipedia


Delfines y ballenas beluga, dos especies marinas en la cima de la cadena alimentaria, acumulan más contaminantes químicos cuando viven y se alimentan en aguas cercanas a zonas urbanizadas. Entre las sustancias aparecen conocidos compuestos que afectan al desarrollo neurológico, inmunológico y endocrino de los seres vivos.

Científicos estadounidenses del Laboratorio Marino Hollings, en colaboración con la Universidad de Charleston SC han publicado los resultados de sus investigacionesen la revista Environmental Science & Technology. 
Un equipo de investigación analizó los niveles de contaminantes orgánicos persistentes (COP) presentes en delfines macho a lo largo del este de EE.UU, las costas del Golfo de México y las Bermudas, mientras que otro grupo examinó los niveles de compuestos perfluorados (PFC) en ballenas beluga en dos lugares de Alaska.
Los datos recogidos en ambos estudios se espera que sirvan como medidas de referencia para futuras investigaciones para definir los efectos sobre la salud y el impacto de estos contaminantes en las dos especies.

Los contaminantes orgánicos persistentes afectan al desarrollo neurológico e inmunológico. Los contaminantes orgánicos persistentes son un amplio grupo de sustancias químicas artificiales que, como su nombre indica, persisten en el medio ambiente. Se pueden propagar por todo el mundo a través del aire y el agua, se acumulan en la cadena alimentaria, y pueden tener efectos cancerígenos, sobre el desarrollo neurológico, inmunológico o endocrino tanto en los animales como en los seres humanos.
Para el estudio de las concentraciones de COP en los delfines mular macho (Tursiops truncatus), los investigadores del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST), la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), y otras entidades asociadas al Laboratorio Marino Hollings se unieron para recoger y examinar muestras de grasa de biopsias entre 2000 y 2007 en ocho zonas a lo largo de la costa este de EE.UU, otros cinco sitios en el este del Golfo de México y alrededor de las Bermudas. Los investigadores analizaron la grasa de los delfines buscando COP, que en el pasado ha sido utilizados como insecticidas (como el DDT), fluidos aislantes (bifenilos policlorados o PCB), retardantes de llama (éteres de difenilo polibromados o PBDE) y un fungicida (hexaclorobenceno o HCB).

En general, los PCB fueron los contaminantes que se encontraron en mayores concentraciones en los 14 puntos de muestreo, seguidos por el DDT, pesticidas y otros PBDE y HCB. Los niveles de contaminantes orgánicos persistentes son estadísticamente más altos en los delfines que viven y se alimentan en aguas cercanas a las zonas más urbanas e industrializadas. Los niveles de PCB registrados en los delfines que viven en las aguas cerca de Brunswick, Georgia, fueron la excepción.
La zona, contaminada por una antigua
fábrica, presentó los niveles de PCB más altos observados en un grupo de mamíferos marinos vivos.

En el segundo estudio, un equipo del NIST analizó los niveles de 12 tipos de PFC encontrados en el hígado de 68 ballenas beluga (Delphinapterus leucas) que habían vivido y se habían alimentado en dos zonas de Alaska: la ensenada de Cook, en la parte sur, la más urbanizada del estado y en el Mar de Chukchi, al norte. Las muestras fueron recogidas entre 1989 y 2006 por nativos de Alaska durante caza de subsistencia y almacenadas en el Banco Nacional de Tejidos de Mamíferos Marinos. Se trata del primer estudio para examinar la concentración de PFC en belugas de Alaska.

Los PFC se han usado para hacer cortinas y alfombras. Los PFC se han utilizado como recubrimientos, antiadherentes y aditivos en una amplia variedad de productos incluyendo utensilios de cocina, cortinas, alfombras, envases de alimentos, espumas contra incendios y cosméticos. Son muy estables, persisten durante mucho tiempo en el ambiente y son conocidos por ser tóxicos para el hígado, órganos reproductivos y el sistema inmunológico de los mamíferos de laboratorio.

Se detectó PFC en todos los hígados de belugas, con dos compuestos, sulfonato de perfluorooctanoy perfluorooctano sulfonamida, presentes en más de la mitad de las muestras. En todos los casos menos uno, las concentraciones de PFC medidos fueron significativamente mayores en las belugas de la ensenada de Cook, un resultado esperado dada la cercana zona urbana e industrializada. También encontraron que las concentraciones de PFC en belugas ha ido aumentando significativamente durante los siete años del estudio y generalmente eran mayores en los machos.
Los PFC se presentaron en todas las muestras que se analizaron, informaron los científicos en febrero en Environmental Science & Technology. Esto sugiere que estos productos químicos viajan a través de la atmósfera y los océanos a casi todos los rincones de la Tierra.
"Creo que es importante darse cuenta de que los contaminantes antropogénicos liberados en latitudes más bajas, como en los Estados Unidos, China y Rusia, acaben entrando en el Ártico", dijo la investigadora principal, Jessica Reiner, una química investigadora en el Instituto Nacional de Normas y Tecnología en Gaithersburg, Maryland.

"Lo qué hacen los seres humanos no sólo afecta al lugar en que están directamente", añadió. "Tiene implicaciones en todo el mundo"...

Fuente: J. Kucklick, L. Schwacke, R. Wells, A. Hohn, A. Guichard, J. Yordy, L. Hansen, E. Zolman, R. Wilson, J. Litz, D. Nowacek, T. Rowles, R. Pugh, B. Balmer, C. Sinclair and P. Rosel. Bottlenose dolphins as indicators of persistent organic pollutants in the western north Atlantic ocean and northern gulf of Mexico. Environmental Science & Technology. Published online Apr. 28, 2011.

J.L. Reiner, S.G. O’Connell, A.J. Moors, J.R. Kucklick, P.R. Becker and J.M. Keller. Spatial and temporal trends of perfluorinated compounds in beluga whales (Delphinapterus leucas) from Alaska. Environmental Science & Technology. Published online Feb. 10, 2011.