Los científicos del Museo Nacional de Historia Natural de Dinamarca llegaron a esta conclusión mediante la comparación de la composición isotópica del agua del océano moderno y del “agua petrificada”, mineral serpentina, formada alrededor de hace 3,8 millones de años en el territorio de la actual Groenlandia.
Serpentina visto a través de un microscopio (Foto: Emily Papa)
El mineral geológico serpentina se forma a altas temperaturas, cuando las aguas del océano penetran en las grietas y fisuras de la corteza terrestre. “En el agua que cubría el planeta en los albores del tiempo, los isótopos ligeros de hidrógeno predominaban sobre los pesados”, destaca la autora del estudio, Emily Papa.
Los investigadores explican el fenómeno señalando que el hidrógeno, formado por isótopos ligeros, ‘voló’ al espacio.
Según la experta, en un momento determinado de la historia evolutiva del planeta (es decir, aproximadamente hace unos 2,4-2,2 millones de años), la proporción de oxígeno en la atmósfera aumentó tanto que se inició un proceso de reposición química del agua. El oxígeno de la atmósfera actúa como una barrera que, al reaccionar con los átomos ‘fugitivos’, forman moléculas de agua que vuelven posteriormente a caer en el océano.
Además, los científicos fueron capaces de determinar que hace 4.000 millones de años la cantidad de metano en la atmósfera de la Tierra era 50-500 veces mayor de la que se registra ahora.
Fuente: prensa digital