Investigan si hay riesgo de consumo de pescado del Golfo
El petróleo de BP entra en la cadena alimenticia, según un estudio
El petróleo derramado en el Golfo de México ha entrado definitivamente en la cadena alimenticia. Un estudio realizado por el Dauphin Island Sea Lab (DISL) de Alabama ha permitido comprobar la presencia anormal de isótopos de carbono 12, habituales en el crudo, en los microorganismos que sirven alimento a crustáceos, medusas, peces y ballenas.
"Hemos demostrado, con muy pequeño margen de duda, que el petróleo consumido por las bacterias marinas ha alcanzado el zooplancton que forma la base de la cadena alimenticia", sostiene el investigador del DISL Monty Graham, director del estudio.
"Los microbios salieron probablemente a nuestro rescate a medida que el crudo se acercaba a la costa", certifica Graham, cuyo descubrimiento podría explicar parcialmente la rápida descomposición del 75% de los 800 millones de litros vertidos por el pozo accidentado de BP.
"Una proporción muy grande del petróleo tiene que haber sido consumida por los microbios, que al mismo tiempo son comida para otros organismos más grandes", advierte Graham. "El uso de dispersantes en la superficie puede incluso haber acelerado el consumo".
El crudo devorado por las bacterias ha pasado a organismos mayores
Usando redes especiales, los científicos del DISL recogieron y analizaron grandes muestras de plancton en aguas superficiales e intermedias frente las costas de Alabama para intentar analizar su composición. En las pruebas de laboratorio se detectó la presencia de una forma de carbono más ligera y típicamente asociada al petróleo. Los científicos han llegado a la conclusión de que el crudo devorado por las bacterias ha pasado a través de la cadena alimenticia a organismos mayores como los copépodos y está presente en las larvas y en el zooplancton del que alimenta gran parte de la fauna marina, de los cangrejos a las ballenas.
Otro equipo de investigadores está examinando las muestras recogidas para realizar un estudio sobre la toxicidad del zooplancton y su posible impacto en la seguridad para el consumo humano de peces, mariscos y moluscos del Golfo de México.
Fuente: degesco