Filman a un calderón tropical macho con el cadáver de una cría en la mandíbula
El 4 de julio, frente a la costa suroeste de Tenerife, un equipo de filmación observó a un grupo de diez calderones tropicales entre los que había un macho que llevaba en sus mandíbulas el cadáver de una cría, un comportamiento que hasta ahora no había sido documentado.
El hecho fue filmado y fotografiado por Rafael Herrero y Teo Lucas, de la empresa Aquawork, que se encontraban rodando el documental 'Proyecto Piélago', patrocinado por la Fundación Canaria Mapfre Guanarteme en colaboración con la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAC), según explican ambos en una entrevista a Efe. Este mismo grupo de calderones tropicales con la cría muerta en la boca del adulto había sido avistado el día anterior por un barco de observación de cetáceos.
Esta actitud de asistir a miembros que no pueden valerse por sí mismos no es extraordinaria en el caso de hembras con sus crías muertas, y se ha observado en varias ocasiones en otras especies de cetáceos, en particular en el suroeste de Tenerife, donde hay una población residente de calderones tropicales de varios cientos de ejemplares.
Vidal Martín, el presidente de la SECAC, que lleva más de 25 años trabajando con cetáceos en Canarias y conoce bien la población de calderones de Tenerife, explica a Efe que aunque no es frecuente, sí es posible observar a madres llevando a sus crías muertas en la boca durante días e incluso semanas, aún cuando lo único que queda de las mismas son unos cuantos jirones de tejido. 'Lo interesante de este caso es que es un macho maduro quien transporta la carcasa de la cría y hasta la fecha este comportamiento no había sido documentado', detalla. Los calderones tropicales viven en grupos estrechamente emparentados y la mayoría de sus miembros permanecen juntos de por vida.
Estos grupos, que tienen un tamaño medio de 14 animales, poseen una estructura 'matrilineal', pues varias hembras y su progenie conforman el núcleo social. En éstos, puede haber de uno o dos machos adultos emparentados con las hembras y con las cuales no se reproducen. La función de estos machos -un metro más grande, pero con el doble de peso que las hembras- parece ser la defensa y el cuidado de esos grupos.
Los calderones se alimentan casi exclusivamente de cefalópodos -incluyendo el calamar gigante (Architeuthis dux) en su dieta- y realizan inmersiones que pueden llegar hasta los mil metros de profundidad con una duración típica de entre 15 y 20 minutos.
En las aguas donde se observó a este grupo los nacimientos ocurren a lo largo de todo el año, aunque son más frecuentes durante los meses de primavera y verano. Las hembras maduras paren una cría -que nace con una longitud media de 140 centímetros- cada tres años y este intervalo se va haciendo mayor con la edad. Las hembras, que pueden alcanzar los 80 años de edad, sólo pueden tener un máximo de 7 u 8 crías a lo largo de sus vidas y los retos son muchos para su supervivencia 'en un medio hostil como el océano abierto', añade el biólogo.
Fuente: efe
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