Un insignificante pez salva a todo un ecosistema
Un equipo internacional de investigadores (noruegos, sudafricanos y namibios) han estado estudiando la capacidad de adaptación y supervivencia del gobio.
El gobio barbudo (Sufflogobius bibarbatus), un pez de sólo 13 centímetros de largo que se alimenta de medusas, vive en en el lodo del fondo oceánico, a una profundidad de entre 20 y 60 metros en las aguas costeras namibias, en el suroeste de África, donde los niveles de oxígeno son inferiores al 10% de lo normal. El agua de Namibia arrastra una gran cantidad de nutrientes, que caen al fondo del mar y se forma un terrible fango. Muy pocos seres pueden vivir en él, excepto bacterias y nematodas (gusanos redondos).. Hay oxígeno en el barro, pero la bacteria que habita en él genera un gas tóxico, como reflejan los investigadores.
Este barro es el lugar que usan los gobios para esconderse. Es el sitio perfecto porque ningún depredador atraviesa esa 'barrera', por lo que los gobies son peces felices en el barro. "Es una situación ganadora. Usan recursos considerados muertos en el océano, y el barro tóxico como refugio", explicó Victoria A. Braithwaite, de la Universidad de Penn State, una de las responsables del estudio.
Los científicos pretendían averiguar por qué la población de gobios aumenta a pesar del entorno inhóspito y de haberse convertido en la principal presa de merluzas, jureles, pájaros y mamíferos marinos tras la desaparición de las sardinas.
El gobio ha sido capaz de sobrevivir en un ecosistema tomado por medusas y microbios en las últimas décadas. No sólo eso, si no que su población ha aumentado en los últimos años, a pesar de vivir en una 'zona prohibida', refugiados en barro tóxico.Los investigadores no han podido determinar cómo hacen estos diminutos peces para sobrevivir en un ambiente letal
Originalmente había sardinas en esta zona, pero su pesca desmedida provocó su desaparición entre 1960 y 1970, y las medusas se convirtieron en un gran problema",
Este súper pez ilustra cómo los animales se pueden adaptar para hacer frente a un cambio dramático en el medioambiente” como es la proliferación de las medusas, que son un grave problema porque comen pequeños peces y otras criaturas marinas pero tienen pocos depredadores.
“Resulta que los gobios tienen una increíble capacidad de mantenerse sin oxígeno durante varias horas seguidas y también pueden nadar sin inmutarse en medio de un enjambre de medusas, algo que la mayoría de los peces evita”, explica la bióloga Braithwaite.
"No sabemos si comen medusas muertas en el fondo del mar, o si suben casi hasta la superficie para buscarlas, pero comen medusas”, agrega la experta.
Las medusas están consideradas como un 'callejón sin salida' en la cadena alimenticia. Comen muchos peces pequeños y otras criaturas del mar pero apenas tienen depredadores. El gobio barbudo (Sufflogobius bibarbatus) ha conseguido restaurar parcialmente la cadena alimenticia en este ecosistema.
Otros peces más grandes como merluzas, caballas incluso aves como gaviotas o garzas, a falta de sardinas comen gobios, por lo que las medusas vuelven a entrar en el ciclo.
La sobreexplotación pesquera de la zona, sobre todo de sardinas, provocó que las medusas y los microbios se 'adueñaran' del territorio. El gobio ha logrado salvar un ecosistema dañado por el hombre al convertirse en el principal sustento de otras especies tras la desaparición de las sardinas por la sobreexplotación pesquera.
“Nadie hubiera podido predecir que un pez tan insignificante y pequeño nos salvaría el pellejo”, sostiene Mark Gibbons, de la Universidad de Ciudad del Cabo.
El gobio barbudo no es consumido por los humanos y también habita en otros océanos del mundo
Los resultados de la investigación fueron publicados en la última edición de la revista científica Science.
Fuente : revista science
Imagen: Hege Vestheim / Penn State