Regiones de cría de focas arpa y los patrones de la Oscilación del Atlántico Norte (NAO).
La desaparición del hielo marino en el Atlántico norte está provocando elevadas tasas de mortalidad entre las focas arpa (Pagophilus groenlandicus) en la región, concluye un estudio publicado en la revista científica PLoS ONE
La Universidad Duke (EE.UU.) y la organización International Fund for Animal Welfare (IFAW) señalan que la superficie de hielo en el norte del océano Atlántico se ha reducido un 6% por década desde 1979.
Las focas arpa utilizan las placas de hielo que se crean en la costa este de Canadá para parir y amamantar a sus crías en febrero y marzo, al final del invierno en el hemisferio norte y del inicio de la primavera. Pero la escasez de hielo ha supuesto un dramático aumento de la mortalidad de estos mamíferos marinos, sobre todo en los cachorros.
El Ministerio de Pesca de Canadá calcula que el 80% de los cachorros de foca nacidos en 2011 murieron por la falta de hielo, explica IFAW. La organización, creada hace más de 40 años para luchar contra la caza comercial de focas en Canadá, estima que, cada año, Canadá autoriza la captura de unos 300.000 ejemplares, en su mayoría de pocas semanas de edad, para vender sus pieles en los mercados internacionales.
Canadá, opina la plataforma conservacionista, considera que la población de focas en la costa atlántica del país no está en peligro y que su caza es fundamental para la supervivencia de las comunidades pesqueras del este de Canadá.
«Como especie, las focas arpa suelen ser capaces de hacer frente a los cambios naturales en el clima, pero nuestra investigación sugiere que pueden no estar tan bien adaptadas para reaccionar ante los efectos de la variabilidad a corto plazo, combinados con el cambio climático a largo plazo y las influencias humanas, tales como la caza y la captura incidental», afirma David W. Johnston, de la Universidad de Duke.
Informes recientes indican que algunas focas arpa han buscado nuevas zonas de reproducción en el este de Groenlandia, aunque, por otro lado, miles de focas siguen regresando cada año a las zonas tradicionales de cría, en el golfo de San Lorenzo o en la isla de Terranova, a pesar de las condiciones del hielo.
Los científicos han analizado imágenes satelitales del hielo en invierno desde 1992 hasta 2010 en el golfo de San Lorenzo - una región de cría de focas al este de Canadá - y las han comparado con las cifras anuales de varamientos de crías de foca muertas en la región. Asimismo, han tenido en cuenta la Oscilación del Atlántico Norte (NAO, por sus siglas en inglés), un fenómeno climático que controla la intensidad de los vientos del oeste y las tormentas, que afecta en gran medida al clima de invierno y a la formación de hielo marino. La observación reveló que el aumento de la mortalidad de las crías se produjo en el noroeste del Atlántico en los años en que la capa de hielo fue más ligera, y la NAO más débil.
The declining trend of sea ice extent, from the National Snow and Ice Data Center.
La NAO puede haber contribuido a un importante declive de las poblaciones de focas en la costa este de Canadá entre 1950 y 1972, así como a un período de recuperación sostenido desde 1973 hasta el año 2000.
Según este estudio científico, las focas arpa necesitan una protección urgente para evitar su extinción y, por esa razón, piden al gobierno de Canadá que prohiba la caza comercial de estos mamíferos marinos.
Cada año, este país americano autoriza la captura de 300.000 bebés-foca para vender su cotizada piel blanca en los mercados internacionales. Las dramáticas imágenes de cazadores golpeando con pesados palos la cabeza de estos indefensos cachorros ( y los grandes charcos de sangre que se forman sobre el hielo) dan también cada año la vuelta al mundo.
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