Imagen: Freddy Johansen
Cuando Freddy Johansen, un turista noruego, tomó una fotografía de una ballena jorobada en aguas de Madagascar, no tenía ni idea de que esta excursión durante sus vacaciones iba a dar lugar a un importante hallazgo científico y una hazaña animal. Investigadores norteamericanos dieron con la imagen en internet y descubrieron que la misma ballena también había sido fotografiada en la costa de Brasil. El cetáceo había recorrido nada menos que un cuarto del planeta, un viaje extraordinario de al menos 9.800 kilómetros, que parece ser el más largo que jamás haya sido documentado de ningún otro mamífero. El estudio, que puede influir en la gestión de la población de ballenas en todo el mundo, aparece publicado en la revista Royal Society journal Biology Letters.
Según Peter Stevick, investigador del College of the Atlantic en Maine (EE.UU.) el viaje de la ballena es notable tanto por su distancia como por su destino. Es casi el doble de lo que normalmente viajan las ballenas jorobadas en su migración anual del norte al sur entre los lugares de cría de invierno en las cálidas aguas tropicales y las aguas frías ricas en nutrientes donde se alimentan durante el verano. Esta ballena ha viajado a través del Océano Atlántico alrededor de África y también por el Océano Índico. Además, se trata de un hembra, lo que hace su aventura aún más inusual, ya que son los machos los viajeros a larga distancia.
Unas marcas en la cola
La conexión entre los dos avistamientos distantes de esta hembra ha sido posible gracias a unas marcas distintivas en la cola que los científicos hacen en algunos ejemplares para su seguimiento. Como las huellas dactilares humanas, las marcas distinguen e identifican a cada animal.
«El viaje de esta ballena es extremo, pero su ejemplo nos enseña que las ballenas no siempre hacen lo que esperamos ni permanecen en grupos ordenados», apunta Stevick. Las ballenas jorobadas han sido cazadas durante las pasadas décadas hasta reducir enormemente su población, especialmente en el hemisferio Sur. Unas 200.000 murieron exterminadas antes de la reglamentación sobre la caza en los años 60. En algunos lugares se han recuperado, mientras que en otros su presencia es anecdótica. Descubrir cómo las ballenas se mueven de un lado a otro del océano ayudará a los científicos a comprender cómo estos animales responden al impacto que sobre ellos hace el ser humano.
El equipo autor del hallazgo, del College of the Atlantic, inspecciona y clasifica meticulosamente las fotos de ballenas que suben los usuarios desde cualquier parte del mundo a redes como Flickr. Desde hace varias décadas, estos aficionados almacenan y comparan las formas y marcas de las colas de los cetáceos en su base de datos, de manera que pueden determinar por qué lugares del océano van pasando los distintos ejemplares.
El catálogo de ballenas del Atlántico Norte cuenta con 1.600 ejemplares y la base de datos sigue creciendo con las fotos que toma la gente en sus excursiones para contemplar a estos maravillosos animales.
FUENTE:http://www.coa.edu/press-releases_815.htm
Boston Globe
BBC Nature News
France24
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Biology Letters, published by Britain's Royal Society.
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